Sin poder alcanzar niveles de brillantez, el Diriangén jugó una buena primera parte en el nido improvisado del Águila que se complicó y que no supo maximizar las individualidades de Gerson Mayen y Darwin Cerén quienes fueron borrados por una buena presentación defensiva de Luis Fernando Copete y de Erick Téllez que no pasaron mayores apuros salvo un remate de cabeza de Duver Riasco.
José Giacone intentó ser ofensivo, de manera discreta, pero ofensivo al fin con dos delanteros en punta en la pareja conformada por Luis Fernando Coronel y Leonel Buter que sigue mostrando mucho corazón pero poca claridad yendo hacia el ataque. Mientras el Águila intentaba sobre volar, Diriangén lanzó la primera flecha al ave de presa que la supo esquivar al 6′ en un remate de Tomás Álvarez que se fue por un costado y Coronel, un minuto después, probó con tiro que fue controlado por el uruguayo Rafael García.
Los salvadoreños demoraron en llevar molestias al arco de Alfonso Quezada que fue figura con una gran tapada en cabezazo del colombiano Riasco al 18′, en lo que fue la mejor jugada del partido en la primera parte. Los Aguiluchos también probaron al 11′ con un centro de Santos Ortíz y al 19′ con remate de Mauricio Cartagena y luego al 34′ con otro remate de cabeza del delantero colombiano.
Por su parte, el Cacique lo intentó al 13′ con un disparo a distancia de Jason Coronel que se fue sobre el marco del Águila y al 33′ con un tiro libre de Leonel Buter que embolsó sin problemas Rafael García, en lo que fue la mejor aproximación del Imperio.
El partido mejoró ligeramente en el segundo tiempo cuando ambos equipos intentaron buscar el partido y no condenarse, mutuamente, a la eliminación. Diriangén, en la segunda parte, fue más por momentos pero a como viene siendo costumbre no fue suficiente. Al 47′ no pudo controlar Luis Fernando Coronel una pelota dentro del área y al 49′ Freddy Espinoza tapó una llegada de Tomás Álvarez, la única que el argentino tuvo.
Con el ingreso de Matías Galvaliz el Diriangén creció en ataque pero jamás consiguió tener claridad ni la dinámica necesaria para poder generar incomodidad en el arco del Águila que poco a poco fue reclamando liderazgo y poniendo las cosas en orden. Así el Cacique se diluyó y Giacone, una vez más, demoró los cambios, mostró poca confianza en el jugador local, fue incapaz de generar variaciones tácticas y se ahogó en el hermetismo defensivo y frívolo que le caracteriza.
Cuando todo parecía acabado, el fútbol premió a quien fue a buscar el partido y Darwin Cerén definió dentro del área para liquidar a un Alfonso Quezada lento y pasado de peso que nada pudo hacer para evitar la certificación de lo conocido: Diriangén no pudo y quedó eliminado.