Estamos en el piso, a punto de tocar fondo y perder la categoría en la Liga de Naciones Femenina. ¡Que ilusos fuimos al creer que aquel equipo del 2017 estaba vivo! Tontamente hicimos cálculos sobre nuestras posibilidades para buscar un espacio en la primera edición de la Copa Oro Femenina que organiza la CONCACAF, sin saber que la FENIFUT nos ha manejado hacia un abismo profundo. Sin darnos cuenta, pasamos de hacer cifras buscando clasificación a estar sacando la calculadora para entender lo que debemos hacer para lograr mantenernos en la Liga de Naciones B.
¿Ustedes recuerdan cuando disputamos medalla de oro contra Costa Rica en Managua 2017? Lo hicimos de tú a tú, sin complejos y superando la nefasta presencia de la hondureña Melissa Borjas que se puso la camisa roja encima. El proceso de Elna nos llevó a una medalla de plata en Juegos Centroamericanos y a una clasificación a Centroamericanos y del Caribe junto a las dos máximas goleadas que hemos propinado.
¿El ciclo había encontrado su final?
Es posible que el ciclo de Elna Dixon, que inició en 2015, hubiese culminado, pero también es cierto que a Manuel Quintanilla, José María Bermúdez y Dalila López, la renovación y el seguimiento al proceso les valió un pepino. No hubo apuros en encontrar a un sustituto, no se le dio tiempo a un nuevo seleccionador para construir un proyecto y, tras haber nombrado a Doriva Bueno, tampoco ha habido el respaldo para que se conforme un proceso respetuoso e integral, al punto que el mismo brasileño empujó a Sheyla Flores a renunciar a la Azul y Blanco.
Inmerso en polémica
Doriva Bueno es un tipo que se rodea de la polémica y, a pesar de algunos resultados, fue despedido de la dirección de la Selección Nacional de Perú por involucrarse sentimentalmente con una de sus jugadoras, la peruana María José López.
¿Porqué no llamar a las mejores?
Tampoco es que el talento sobre en el fútbol femenino de Nicaragua, pero es abrumante saber que Doriva Bueno está casado con un grupo de jugadoras que militan en la liga local, sobre todo con la UNAN como máximo referente, y que ha decidio ignorar a jugadoras como Stella Villalta que milita en el Tottenham U-20, Natalie Orellana que juega en Kayano College de Canadá, Amelí Molina de la Universidad Gardner-Webb o que ha decidido no hacer esfuerzos por reclutar a nuevas y potenciales legionarias como las porteras Celina Arteaga que juega con Dimas Escazú en Costa Rica o Bianca Dominguez que es una estudiante-atleta de primer año con la Universidad de Duke en la Primera División de la NCAA.
Todavía hay posibilidades
Nicaragua no tiene todas las esperanzas perdidas pero no cuenta con espacio para cometer errores. Las Guerreras están obligadas a ganarle a Honduras y a Martinica en los dos partidos que tiene pendiente como local para mantener el cupo en la Liga B que es, honestamente, a lo único que podemos aspirar actualmente.