La Azul y Blanco cumplió y goleó a San Vicente y Las Granadinas para mantener con vida la esperanza de avanzar como líder de grupo hacia la Copa Oro 2023 y a la Liga de Naciones A. Con goles de Ariagner Smith, Juan Barrera, Matías Belli y Francisco Flores, los nicas lograron sobreponerse a una primera parte de enormes dudas y de excesivo sufrimiento e hicieron pesar su superioridad en una segunda parte que fue, casi en su totalidad, bicolor.
Tal y como estaba previsto, la visita apostó por sacar provecho de su velocidad e intentó, por medio del contragolpe, meternos en apuros. Pero Nicaragua golpeó la mesa rápido, se hizo respetar y anuló de raíz los nervios iniciales y el pánico escénico. Ariagner Smith fue el creador de una jugada, que contó con la colaboración del centro de Josué Quijano, para que el “Faraón” dejara anclado al portero Jadiel Chance. El gol empujó el hambre nica y Matías Belli, el mejor sobre la cancha, estuvo cerca de marcar el segundo al 16′ con un centro que terminó estrellado en el larguero vicentino.
Pero el momentum se diluyó y Nicaragua empezó a abusar del manejo de la pelota y a errar en entregas con errores no forzados y San Vicente entendió que se había logrado meter en el partido. Al 17′, y tras una falla en transición ofensiva, y Oalex Anderson nos hizo pagar con un contragolpe que obligó a Miguel Rodríguez a salir con desesperación y a derribar al atacante rival. Kyle Edwards cambió el penal por un gol y el corazón pareció dejar de latir.
El empate hizo que el Vincy Heat creyera que podía mantener viva la maldición que nos había imposibilitado derrotarlos en las dos visitas previas que habían realizado. Los caribeños fueron creciendo al punto de hacer temblar nuestra estructura. Al 37′, Luis Fernando Copete cruzó correctamente su pierna derecha para enviar a la esquina un remate de Oalex Anderson y al 39′ nos salvamos cuando Anderson cruzó una pelota que Kyle Edwards no pudo rematar frente al arco.
Por suerte, Nicaragua se supo sacudir y pudo regresar al partido en el momento más oportuno porque cuando mejor jugaba San Vicente apareció el segundo gol pinolero. Al 41′, Juan inició una jugada y combinó con Ariagner Smith que disparó, Jandiel Chance estuvo atento para desviar la pelota al tiro de esquina y en el cobro, en corto, Byron Bonilla envió una pelota que Juan Barrera supo rematar para mandarnos al descanso con el sentimiento de haber pasado el susto.
Las fallas cometidas en la primera parte, la fisura que existió entre Juan y Matías, el abuso en la conducción de la pelota y las entregas erróneas se corrigieron en el vestuario, una virtud que habrá que reconocerle a Marco Antonio Figueroa. La Azul y Blanco fue kafkiana y llegó reconvertida y transformada, fue lúcida y sometió con severidad a un rival de poco brillo pero de mucha valentía.
El cambio drástico en el partido se notó, Nicaragua se aseguró de que al partido se le apagaran las tonalidades caribeñas y el Azul y Blanco impregnó el aire. Byron Bonilla puso a pruebas a Chance con un remate peligroso al 50′, Javin Sutherland salvó sobre la línea una volea de Jaime Moreno al 52′, Byron remató de cabeza al 55′ y un nuevo disparo del Colo se quedó en los brazos del portero vicentino.
Pero la falta de pegada nica motivó a San Vicente y las Granadinas que también quiso despertar y estuvo a punto de empatar el partido. Al 60′, un nuevo descuido defensivo dejó a Oalex Anderson solo frente a Miguel Rodríguez. El ariete del North Carolina FC de la USL sacó un agresivo remate que nos hizo ponernos de pie, pero Miguel en su debut con la selección nacional, estuvo muy atento para volar hacia su costado y salvarnos. Fue entonces cuando Matías decidió jugar a ser un todo poderoso.
Mientras San Vicente se lamentaba de haber perdido una gran ocasión de empatar, Matías acarreó una pelota de manera brillante y remató con la perfección que se requiere para reclamar el estatus de mejor jugador del país. El misil que salió de la pierna del jugador del Sandness del ascenso noruego todavía ilumina nuestras retinas pues permanecerá enmarcado en la memoria. 3-1 y a abrir las botellas de vino espumoso, el partido estaba liquidado y nos permitía empezar a pensar en Trinidad y Tobago.
Los visitantes volvieron a la carga y remataron dentro del área con una nueva llegada de Oalex Anderson, pero Miguel Rodríguez estuvo atento para dejar claro que está para estos retos y para los que vayan apareciendo. Figueroa se percató que el equipo perdía cohesión y empezó a aplicar variantes, pasó a jugar en línea de 3 con el ingreso de Marvin Fletes en lugar de Barrera mientras Miguel nos hacía sudar con una pifia en despeje que no supo aprovechar, para nuestra fortuna, Azinho Salomon.
Con los ingresos de Harold Medina, Kevin Serapio y Luis Fernando Coronel, el Fantasma logró dinamizar a la Selección y evitó perder el equilibrio que se había obtenido en la segunda parte. La línea de 3 funcionó considerablemente bien y permitió que Josué Quijano y Francisco Flores, en lugar de Oscar Acevedo, aportaran llegada como extremos al punto de que Pancho se encontró con un gran premio al 90+2′ cuando prendió una pelota que se fue a colar al ángulo superior izquierdo de Chance para sellar una victoria holgada, justa, merecida, trabajada y que nos permite llegar a Tobago con el destino en nuestra vera.