La Copa Mundial de Fútbol Femenino empezó el 07 de junio en Francia y muy poco se habla de la más alta competencia de selecciones femeninas del balompié. Y es que desde las federaciones, gobierno, empresa privada y medios de comunicación la desigualdad es evidente respecto al respaldo que reciben los equipos masculinos.
Ada Hegerberg, la mejor jugadora del mundo, Balón de Oro 2018, que también milita en Lyon de Francia, equipo ganador de la Champions League Femenina, no participa con la selección de Noruega desde 2017. Las razones de la delantera es por el evidente trato desigual que reciben las jugadoras de su país.
La lucha de Hegerberg, es la batalla que siempre ha tenido el fútbol femenino en el mundo. Primero la aceptación del público, porque ver a una mujer diestra con la pelota, cabeceando, cobrando penaltis, no recalca en las mentes patriarcales que consideran que es un deporte concebido solo para los hombres.
El segundo aspecto, es el mediático y se relaciona siempre con el primero. Es mínima la cobertura que se hace al fútbol femenino en los medios escritos, radiales y televisivos. En Nicaragua por ejemplo, las selecciones femeninas se han clasificado a más premundiales que los varones, y la importancia de dichas hazañas solo ocupan un espacio pequeño en las noticias nacionales, pues consideran más importantes las goleadas que recibe la selección masculina, aunque sean amistosos.
Juan Barrera anota un penal en un partido no oficial y ocupa los elogios y portadas deportivas, mientras las hermanas Sheyla y Jessenia Flores marcan goles de gran importancia en competencias de eliminatorias y juegos centroamericanos, pero solo tienen espacio para una nota pequeña en las páginas secundarias de los diarios nacionales.
Ana Cate, se convirtió en la primera jugadora del fútbol nacional en su historia, superando a los hombres, en participar una competencia profesional europea, la UEFA Champions League femenina, en la que participó con su antiguo club, Stjarnan de Islandia. Sin embargo, su destacada carrera futbolística representando a Nicaragua no es de atención de la mayoría de los medios nicaragüenses.
El tercer aspecto es el federativo y empresarial. La Federación Nicaragüense de Fútbol ha reducido su apoyo a la categoría femenina con una Liga de Primera Divisón, la cual aún no se ha profesionalizado. Es claro que la liga necesita más ayuda organizativa de la encargada de esta área en la federación para poder comercializarla debidamente y sea atractivo para conseguir el patrocinio de las empresas.Lamentablemente, la Fenifut ha limitado su respaldo a las selecciones, con viáticos de pena, y trato desigual respecto a las selecciones masculinas. Tienen una deuda enorme con esas guerreras que han brillado con la camisa Azul y Blanco.
“Todas las jugadoras merecen la misma oportunidad de desarrollarse que los hombres. Hay tanto talento en todo el mundo que merecen la oportunidad de brillar. Las federaciones de fútbol, ¿están escuchando? Podemos hacerlo mejor”, es el llamado que hace Hegerberg a todas las federaciones de fútbol.