No hubo brillo pero hubo corazón y huevo en abundancia, el Real Estelí jugó su partido más discreto de esta Copa Centroamericana, bajó a los infiernos para sufrir agónicamente y luego saltar al cielo reclamando el derecho a soñar con una instancia que ha estado prohibida para el discreto fútbol pinolero. Pero para tocar la gloria habrá que sufrir, llorar, quedarse sin uñas y el Tren hoy supo sufrir cuando fue necesario y pudo pegar en el único momento donde un rival digno parpadeó.
Demostrando que el fútbol es extraño, el Real Estelí fue sometido en la primera parte por el CAI que llegó al Independencia a proponer una primera parte inteligente en base a su velocidad y su poderío físico juntando dos líneas atrás para reducir los espacios creativos que buscaron siempre Harold Medina y Bancy Hernández ante la desconexión de Juan Barrera y Byron Bonilla. Los estelianos fallaron en la ejecución del plan establecido por Otoniel Olivas pues intentaron ganar en cada uno de los aspectos donde el rival les superaba.
Mientras el Estelí daba tumbos el CAI, que tampoco es un equipo brillante, intentó hilvanar jugadas ofensivas con sus transiciones certeras en las combinaciones generadas por Hurtado, Águila y Ávila que buscaron siempre a Carlos Small quien, para fortuna del Tren, llegó sin puntería. Los panameños tuvieron dos jugadas muy claras de gol en la primera mitad, una al 43′ cuando Douglas Forvis se enterró enorme para ganarle un mano a mano al delantero rival y al 45+2′ cuando Small había recibido en fuera de juego para sacarse a Forvis y luego lanzar la pelota por fuera mientras los nicas se limitaron a un disparo de Bancy que Eddie Roberts controló.
Tampoco faltó la polémica, Juan Barrera tuvo que haberse ido expulsado por doble amonestación en la primera parte y Quijano pareció cometer una falta en el área, pero el central tico tuvo piedad para amargura de los Vikingos que gozaron de favores arbitrales en el partido disputado dentro de la fase de grupos.
Para el segundo tiempo Otoniel Olivas dio clases de manejo de partido. Retiró a Juan que no se encontró para darle ingreso a Fabian Montserrat que se se robó el show. El volante argentino fue el mariscal para ayudarle al Real Estelí a encontrar coherencia generativa y supo trabajar en la zona media de la cancha, a veces como 8 y a veces como 10, para inventarse los espacios que no aparecieron en la primera mitad. Y así, con Montserrat de maquinista, el Tren encontró los rieles, incrementó la velocidad y atropelló a su rival que se desinfló y perdió la intensidad mostrada en la primera parte.
Fue tanta la superioridad mostrada por el Real Estelí en la segunda parte que Eddie Roberts, el guardameta canalero, fue la figura tapando tres remates de gol. Al 63′ Roberts fue obligado a volar para tapar un remate de Josué Quijano desde la derecha, al 73′ despejó un remate de Bancy que volvió a probar al 81′.
Los locales vivieron su mejor momento en los últimos diez minutos del encuentro, mostrando una forma física impresionante mientras el rival caminaba. Al 87′ Roberts voló para salvar un remate de Acevedo, al 88′ tapó un intento de Montserrat pero al 90+1′ vio romperse el hechizo. Arley Bonilla ganó bien una pelota y avanzó para descargar con Widman Talavera que envió un centro que no pudo rematar Evert Martínez pero que si pudo impactar Abel Méndez. El argentino, que ha tenido pocos minutos, sacó un derechazo que se coló en el fondo del arco rival para encender a un Independencia que lució sus mejores trajes de gala.
El Tren consiguió salir de casa con una victoria que sabe dulcísima por las complicaciones presentadas por el rival aunque ha perdido, para la vuelta que todavía no se sabe si será en Panamá, a Byron Bonilla, Juan Ramón Barrera y Óscar Acevedo que han acumulado un nuevo ciclo de tarjetas amarillas.