Diriangén se ha despedido, sin pena ni gloria, de la Copa Centroamericana de CONCACAF tras empatar en un frívolo empate sin goles frente a un Real España sin puntería y con exceso de clemencia. El Cacique, que bajo la era Giacone, se ha convertido en un equipo sin ideas, sin hambre, sin urgencia, no logró convencer tras empatar contra el CS Herediano y el España y tras perder contra Comunicaciones y contra el Águila.

Si bien es cierto que Diriangén no fue goleado y que en los cuatro partidos mostró solidez defensiva, también es verdad que dejó evidencia de la falta de trabajo ofensivo. El técnico argentino le ha impreso a la Tribu un agobiante conformismo que se vio reflejado contra la Máquina Aurinegra pues Diriangén jamás hizo esfuerzos serios por ir a buscar el partido. En pocas palabras, Giacone apostó una vez más por no perder en lugar de ir a buscar como ganar.

Sin querer ir a buscar el partido, Diriangén se transó en una lucha interna por no salir goleado, apostó a la contra en velocidad con Renzo Carballo y Luis Fernando Coronel, pero a medida que el tiempo pasaba, arriesgaba menos y se replegaba más. El equipo de Giacone fue cobarde y desde muy temprano decidió que era mejor aplicar aquel dicho de “mejor que digan que aquí corrió a que digan que aquí murió”. Diriangén, sin nada que perder, se limitó a tres disparos en todo el partido: uno de Carballo al 16′ controló Michel Perello, uno de Francisco Flores a distancia que también tapó el arquero rival y un cabezazo de Carballo sin generar mayor susto.

Mientras los nicas se replegaban, el España empezó a crecer con Darixon Vuelto como bujía, pero siempre que estuvo cerca del arco rival falló en el último contacto o fue víctima de Alfonso Quezada que salvó su arco en dos ocasiones con más fortuna que talento.

¿Cómo pasó Diriangén de ser un equipo capaz de eliminar al Comunicaciones a ser un equipo que celebra no perder o perder por poco? La respuesta es simple: mala toma de decisiones. José Giacone no fue la opción correcta y la llegada de jugadores extranjeros fue penosa pues Leonel Buter y Tomás Álvarez son fantasmas, Quezada está fuera de forma y Galvaliz necesita de una asociación que no llega. Sin embargo, la pieza más importante para explicar la involución Cacique parte de la falta de vocación del cuerpo técnico por ir a intentar ganar partidos.

Menos mal que la participación en la copa duró poco, porque ver jugar a este Diriangén de Giacone, por momentos ha sido un castigo.